Métodos Cientificos de estudio de Física
La Física, estudio de ciertas propiedades de la materia, se fundamenta en la observación, que consiste no sólo en apreciar con exactitud todas las circunstancias que acompañan a un fenómeno, sino también en diferenciar lo esencial de lo accesorio o incluso de lo que no tiene relación alguna con el hecho observado.
Es necesario, por tanto, efectuar una numerosa serie de observaciones para poder hacer variar los diversos factores del fenómeno y determinar así el papel que desempeña cada uno de ellos.
Como en la Naturaleza no se suele distinguir claramente lo importante de lo accesorio, el físico tiene que recurrir a la experimentación.
La experimentación consiste en efectuar una observación simplificando lo más posible las condiciones del fenómeno. Se puede hacer variar, por ejemplo, sólo una de las circunstancias, mientras que las restantes permanecen idénticas, para saber, entre las múltiples influencias ejercidas, cuál es la que pertenece exclusivamente al fenómeno observado.
Hipótesis y teoría:
Los sentidos constituyen los primeros medios de información, pero como son insuficientes para revelar todo lo que existe el hombre tiene que interpretar mediante el razonamiento lo que observa y reconocer la existencia de la materia que no ve (el gas, por ejemplo) por los efectos que produce. Por consiguiente, al lado de los hechos observados, caben interpretaciones diversas que pueden evolucionar con el progreso de la ciencia.
Los experimentos permiten determinar las causas de los hechos observados; es decir, las condiciones indispensables para que éstos se produzcan y agrupar, de este modo, los fenómenos relacionados con una misma causa.
Sin embargo, como en muchos casos ésta es desconocida, se tiene que sustituir por una hipótesis. La explicación de varios hechos por la misma hipótesis, o de toda una serie de hechos por un conjunto de hipótesis, lleva a la formulación de una teoría, cuyas consecuencias deben comprobarse mediante la realización de nuevos experimentos.
Una teoría debe considerarse como válida si explica todo lo observado, pero se tiene que reemplazar o modificar cuando no permite interpretar un nuevo hecho, y es perfecta a partir del momento en que, gracias a ella, un número muy reducido de hipótesis da la posibilidad de comprender una gran cantidad de fenómenos.
Las hipótesis postuladas como válidas, incluso si en casos particulares no las corrobora la experiencia, reciben el nombre de principios. Algunos de éstos se abandonan con el tiempo; es decir, cada vez que los científicos demuestran que son erróneos.
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